Obama, Romney y la Armada Invencible

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Sobre Obama planea una sombra que puede hacerle perder las elecciones. La decepción. Llegó a la Presidencia de los EEUU tras alentar las esperanzas de millones de personas dentro y fuera de su país. A los americanos, les convenció la aspiración de ser un país respetado en el mundo y no temido u odiado, y de avanzar en el sueño americano de un presidente de raza negra que hablaba de igualdad, de paz o de los derechos de las mujeres. A nosotros, nos convenció la posibilidad de acabar con cierta pretensión imperialista que parecía anteponer intereses comerciales a derechos humanos, con la estrategia del miedo y la confrontación entre bloques, ente países y entre personas. Ahí es nada.

Y con este punto de partida era muy difícil cumplir las expectativas. Los americanos se enfrentan a la decisión de mantener o no a un Presidente al que aún quieren pero que les ha defraudado profundamente. Un Presidente al que también pasa factura la crisis por mucho que se esfuerce en recordar que el error sería, precisamente, volver a aquellas politicas que la provocaron.

Y del otro lado tenemos al gobernador Romney. Con menos carisma, menos empatía, menos liderazgo pero con el aura de hombre de negocios de éxito que puede arreglar las cuentas de la crisis. Su única posibilidad en estas elecciones pasa por el cansancio de Obama, que ha perdido fuelle, la decepción ciudadana y la propia crisis económica. Su discurso, el mismo de la derecha española pero sin complejos. Sus mítines los llenan anglosajones rubios de clase media, comienzan con un sermón de un pastor baptista y prosiguen con un mantra repetido en diversas variantes: menos gasto público, menos deuda, menos impuestos y menos gobierno. ¿Os suena de algo?. Durante el mitin al que asistimos, al grito de Romney de "¡Acabemos con la reforma sanitaria de Obama!", miles de simpatizantes republicanos respondían con enfervorecidos aplausos. ¿Os imagináis a alguien diciendo en España, ¡acabemos con la sanidad publica!? Pues no se dice, pero se hace.

Y a partir de aquí, todo lo que he dicho no sirve de nada para prever los resultados. Los americanos tienen muy interiorizado el concepto de "commander in chief". Su Presidente es, ademas, el comandante en jefe y ahora, todo depende de cómo gestione Obama la crisis del huracán Sandy. Romney no estaba dando la imagen al inicio de su campaña de poder ejercer el mando como a los americanos les gusta y, aunque los debates le dieron aire, ahora poco puede hacer contra un devastador efecto meteorológico y la figura, intocable, del Presidente de los EEUU. Al menos, si pierde, podrá usar la excusa ya mítica de Felipe II tras el desastre de la Armada Invencible, "a mi me enviaron para luchar contra Obama, no contra los elementos."

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